La electrólisis salina totalmente natural.
La sal o cloruro de sodio es un elemento natural conocido por todos, pero cuyas propiedades aplicadas a la desinfección del agua lo son un poco menos. Asociado a un electrolizador y añadido al agua a muy baja concentración permite gracias al mecanismo de
electrólisis salina, generar una desinfección en continuo. Se acabó el fastidio de tener que añadir regularmente de forma manual productos de desinfección. Tendremos un agua limpia y un baño muy agradable.
El clorador salino es un excelente aliado para destruir bacterias y virus inhibiendo su desarrollo. Al pasar entre dos electrodos
alimentados por electricidad, la estructura del agua salada se modifica. Aparece un nuevo elemento: el cloro libre. Este desinfectante destruye los microorganismos y a continuación bajo el efecto de los rayos del sol, se vuelve a combinar en sal. Dado
que la concentración en sal del agua de piscina es hasta 10 veces menor que la del agua del mar, es imperceptible. El ciclo se renueva permanentemente, la cantidad de cloro se regenera sin cesar. El agua se mantiene dulce, sin olor, no irrita los ojos ni la piel.
La sal existente en el agua es cloruro de sodio (NaCl). Al disolverse, se separa en iones de cloruro y sodio (Na+ y Cl-).
La tensión eléctrica aplicada sobre el cátodo y el ánodo produce por electrólisis cloro libre, compuesto por dos agentes
desinfectantes : los iones hipocloritos (OCl-) y el ácido hipocloroso (HOCl).
El más potente es el ácido hipocloroso, también llamado cloro activo. Con un pH de 7,2, su contenido es de un 66 % de cloro libre,
pero cae a un 50 % cuando el pH está en 7,5. De ahí la necesidad de controlar y regular el pH del agua, como complemento del
tratamiento por electrólisis para garantizar su eficacia.
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